S y n o p s i s
José Tomas es un torero distinto, le apodan el extraterrestre. Invisible delante de las cámaras de televisión, sus actuaciones están contadas y marcadas por la belleza de los momentos únicos. Un torero excepcional. José Tomas es el Toreo perfecto, el que todos hemos imaginado, un toreo hecho de la mayor quietud, de valor frio y de arte puro, el que hace vibrar a la muchedumbre.
Dicen que en sus tardes de toros, José Tomas deja su cuerpo en el hotel. Debe ser su alma la que vemos torear, una quimera que admiramos. Todo el mundo lo sabe, cada una de sus apariciones puede ser la última, las cicatrices de su cuerpo son la prueba.
José Tomas dijo " cada tarde te juegas la vida y es eso. Ya no existe ni pasado, ni futuro. Solamente el presente y dos toros».
En el ruedo de Aguascalientes, estuvo a punto de dejar la vida. Desde entonces la afición esperaba su regreso.
Muchos pensaban que no volvería, y tras los rumores, volvió por fin. Fue el 23 de julio 2011, en Valencia. Un milagro. La emoción estaba en su cumbre y esto bastante antes el paseíllo. Para contar esta reaparición, esta resurrección, se rodo lo concreto: la emoción de los tendidos. El público único testigo de la veracidad de lo que pasaba en el ruedo ese día. Ese público al que José Tomas, con o sin triunfo, conmociona, emociona, da vida. Huérfanos, nuestras penas se iban a acabar, el tiempo de una tarde por lo menos.
LA PELICULA
Esta pelicula nació del deseo de rodar la emoción suscitada por las corridas de toros, contar por la imagen esa necesidad que tenemos, los aficionados, de recorrer las plazas de toros sin que nos importen ni los kilómetros ni los días, y todo solo por encontrar o tener la esperanza de encontrar ese momento mágico que nos procura una gran tarde de toros.
La vuelta de José Tomas dio la ocasión soñada para realizar este proyecto. JT no es un torero como los otros, está en otro circuito, en otro mundo. Hoy por hoy es el único torero que solo con imprimir su nombre en los carteles se llenan las plazas. Y cuando torea, la muchedumbre se calla, el silencio se impone, la intensidad de las series dejan el público sin aire, es una verdadera comunión entre tres seres, el animal, el humano y el sobrenatural.
Los toreros son artistas, crean emoción… José Tomas es el que la proporciona más, del que se espera más.
Se grabo el arte y la emoción a través de la reacción del público, de estas miles de personas que como yo van a las plaza con la excitación del novato que espera vivir lo excepcional. Rodar estos aficionados con sus esperas, sus ovaciones, sus alegrías, sus miedos… Rodar al público, ese público, el de JT, es también de ver con la mirada del torero en el ruedo los espectadores y sus reacciones procuradas por este espectáculo que proporciona emociones tan diversas como intensas.
Internet rebosa de videos de faenas y triunfos pero que yo sepa nadie todavía se interesó a la reacción de la muchedumbre. Rodar la emoción sin artificio, ni comentarios, sin efectos especiales, justo dejar hablar la imagen y el sonido.
Mostrar el público es también demostrar lo que ya compartimos, la corrida es un arte, y mi fin no está en aportar prueba de esto, otros son más hábiles que yo para hacerlo… la fiesta de los toros es un arte porque el público lo vive como tal.
Aunque esta película pueda ser un espejo para los aficionados, no pierdo de vista que pueda ser también una película que interese al no aficionado o iniciado. Una película sin objeto pedagógica o demagógica, se muestra simplemente al público tal como es en los tendidos de una plaza lejos de las imágenes sanguíneas que algunos se imaginan. Rodar la emoción también es transmitirla. Los aficionados en su mayoría, son unos médiums formidables, y suscitan la curiosidad de cada uno.
En el contexto difícil que la fiesta atraviesa actualmente, me parece primordial dar a entender nuestra pasión, explicarla lo más simplemente posible y romper los clichés. Ninguno de nosotros va a los toros con el fin de ver correr la sangre y ver morir un animal, nadie de nosotros compra un billete para sostener una economía local, ninguno de nosotros va por tradición. La única razón de que vamos a la plaza es la búsqueda de la emoción, este escalofrío que nos invade en un segundo, y que nos llena de alegría o más bien nos emborracha durante varias horas.
Ha llegado el momento para nosotros aficionados de explicar esta pasión, este escalofrío.
Detrás de esta voluntad de rodar la emoción también se esconde el deseo de inmortalizar el fenómeno José Tomas, este momento histórico para la tauromaquia. Por haber sido testigo de su encerrona en Barcelona o del 15 de junio en Las Ventas, por haber visto más de 20.000 personas KO en pie, aplastados en los tendidos muchos minutos después del final de la corrida como sin poder moverse por el impacto de las emociones, ver esas miradas de felicidad y tristeza, esos sentimiento de haber sobrevivido a un terremoto, y ver a los más atrevidos saltar al ruedo y pasear en el como si habían vuelto a nacer en un mundo desconocido.
